16 libros que inspiraron las películas de Douglas Sirk | Lecturas de cine


Uno de mis recientes descubrimientos han sido los libros Douglas Sirk por Douglas Sirk –del que he hablado en su versión inglesa en mi canal de YouTube– y Tiempo de vivir, tiempo de revivir: Conversaciones con Douglas Sirk de Antonio Drove. En ellos, Douglas Sirk se revela no solo como uno de los grandes conocedores y realizadores de melodramas cinematográficos sino también como un lector voraz que obtuvo inspiración de una enorme variedad de obras cumbre de la literatura. En este post exploraremos algunas de las obras más decisivas y de mayor influencia en la carrera de Sirk. Pasen y lean.

El amor en el cine de Buster Keaton

Después de una larga temporada sin publicar en el blog, quería escribir sobre Buster Keaton. La suya es una figura que admiro desde hace mucho tiempo y por diversas razones. Una de ellas, su particular visión sobre el amor en sus películas, se me presenta ahora como mucho más actual y vigente en muchos aspectos. De esto precisamente hablaremos en este post, centrándonos en las cintas más influyentes que el propio Keaton dirigió y escribió –tanto largometrajes como cortos–, durante la prolífica etapa que transcurrió desde 1920 hasta 1928. 

Orson Welles le describió como "el artista supremo" y una de las personas más bellas que han sido fotografiadas. Su influencia en el cine, cuando todavía era un medio sin explotar es innegable e increíble. Vistas hoy en día, sus películas siguen dejando boquiabierto al espectador al tiempo que siguen emocionando. Comparado antes, durante y después con su contemporáneo Charles Chaplin, en este post me gustaría desmarcarme de tal comparación para hablar paradójicamente de un aspecto que se acostumbra a destacar más en el cine de Chaplin que en el de Keaton. Véase, el amor. 

Grandes clásicos | 'Medianoche' (1939)


Después de la tormenta siempre llega la calma y así, después de los últimos melodramas revisados en este blog saltamos a la comedia. A la comedia con mayúsculas y otra vez al homérico 1939, el año en el que se estrenaron más obras maestras de las que el público podía absorber. Esta, en concreto, es una de las joyas del cine que tuve la suerte de descubrir antes en pantalla grande que en televisión y fue una absoluta revelación para mí. Con un guión firmado por Billy Wilder y Charles Brackett, Medianoche (Midnight, 1939, Mitchell Leisen) supone una vuelta de tuerca al cuento de la Cenicienta, como comentaremos más adelante. Su magnífico reparto encabezado por Claudette Colbert, Don Ameche, John Barrymore o Mary Astor, se ve envuelto en una farsa en la que uno puede pasar de taxista a barón y puede pedir el divorcio a alguien con el que ni siquiera se ha casado. En el universo de Wilder y Brackett todo es posible excepto un diálogo flojo. Un clásico que si todavía no habéis visto, no sabéis lo que os perdéis. Sus calabazas les recogerán a la salida.

Grandes clásicos | 'Imitación a la vida' (1959)

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Espero que no hayan guardado los kleenex pues los van a necesitar para el clásico del que celebramos el 60 aniversario de su estreno esta semana. Imitación a la vida (Imitation of Life, 1959, Douglas Sirk) es uno de los gloriosos melodramas a manos del equipo formado por Douglas Sirk como director y Ross Hunter como productor. Juntos dieron vida a una serie de films, en su época reducidos a la etiqueta de “dramones” o “weepies” en inglés y que con el tiempo se han convertido en verdaderas obras de arte que han influenciado a numerosos directores contemporáneos. De todas esas producciones, la que hoy nos ocupa significa la última de esas colaboraciones y por ello adquiere un significado especial. En el post de hoy repasaremos aquellos rasgos que la convierten en una película única y ejemplo paradigmático del estilo visual y narrativo del emblemático cineasta Douglas Sirk. 

Grandes clásicos | 'Mujercitas' (1949)



En el año en el que se estrenará otra nueva versión del clásico literario de Louisa May Alcott, se celebra también el 70 aniversario de la cuarta adaptación cinematográfica de Mujercitas (Little Women) protagonizada por June Allyson en el papel de Josephine March y con un estelar reparto que reunió a Janet Leigh, Elizabeth Taylor, Margaret O’Brien, Mary Astor, Peter Lawford, Rossano Brazzi o C. Aubrey Smith. Un relato universal y atemporal del que necesitamos su mensaje y su fuerza periódicamente. Esta fue la primera adaptación que vi y permaneció en mi memoria. Seguida muy de cerca por la estupenda versión de 1994 dirigida por Gillian Armstrong, puedo decir que Mujercitas (Little Women, 1949, Mervyn LeRoy) es mi adaptación preferida.

[...] Que luchen con los enemigos que todos llevamos dentro y se conquisten a sí mismas con tal fuerza que cuando yo vuelva a su lado, pueda sentirme más orgulloso que nunca de mis mujercitas.
– Robert March

Grandes clásicos | 'La diligencia' (1939)

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Cómo ya comentábamos en el post anterior, pocos años han dado al cine tantas obras maestras como 1939. Hoy celebramos el 80 aniversario del estreno un 3 de marzo de uno de los westerns y de los films que más han influenciado el séptimo arte. Y es que enfatizamos la palabra ‘arte’ cuando hablamos de La diligencia (Stagecoach, 1939, John Ford). Un auténtico prodigio de narrativa cinematográfica, herencia evidente del paso por el cine mudo de su director, y con un guión que aúna acción, romance y una lúcida mirada hacia la condición humana y la hipocresía social. Independientemente de la época y los convencionalismos victorianos, es una visión la que presenta el film que todos podemos reconocer. Pocas apariciones tan deslumbrantes como Monument Valley y John Wayne enfundando un Winchester como Ringo Kid. Desde su magnífico arranque y presentación de personajes, pasando por su delicado desarrollo y su rotundo final; Ford nos guía a través de este viaje cuál brillante director de orquesta marcando los tempos en el momento preciso. Preparen sus pasajes.

“John Ford fue mi maestro. Mi estilo no tiene nada que ver con el suyo, pero La diligencia era mi película de cabecera. La he visto más de cuarenta veces”. 
– Orson Welles

Para Stanley Donen

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Mi amor por el cine empieza literalmente gracias a una película del maravilloso director Stanley Donen. Fue Siete novias para siete hermanos (Seven Brides for Seven Brothers, 1954) la que abrió una puerta que nunca más se cerró. A él le debo el mayor regalo de todos: la capacidad de "escapar" a través de la fantasía, a través de la magia del cine. A todo color, con gracia, con entusiasmo, con fuerza, con esperanza, con nostalgia y con inocencia. Así me transportó Donen a un lugar mucho más real para mí en ocasiones que el mundo que me rodeaba. Puedo decir sin miedo a exagerar que sin sus películas mi infancia –y mi vida– no hubiera sido la misma. No quiero decir adiós, quiero decir gracias. Gracias, gracias, gracias.