TESOROS ESCONDIDOS DE... '¡Qué bello es vivir!'


Te regalaré la luna, Mary


El 20 de diciembre de 1946, sin entusiasmo por parte de la taquilla y de la crítica, se estrenó una de las obras más prodigiosas y emblemáticas del séptimo arte. Convertida posteriormente en el clásico navideño por excelencia, la película constituye uno de los mejores ejemplos del cine de Frank Capra y también un intenso relato sobre la existencia y la experiencia vital del ser humano en todas sus dimensiones. 

Esta producción de la efímera compañía Liberty Films*, se desarrolló fuera del sistema de producción de los grandes estudios y, por ello resulta, en muchos aspectos, la obra más personal de Capra –que acababa de regresar de la Segunda Guerra Mundial–. Está plagada de detalles, de referencias y del meticuloso trabajo de muchos profesionales que elaboraron a conciencia cada diálogo, cada plano y cada secuencia. Su repetido visionado, no hace sino acrecentar esta idea de que se trata de un film detenidamente concebido, con un sinfín de capas, para el disfrute del que la admira. Así pues, me gustaría destacar una serie de piezas, dentro del magnífico engranaje de la película, y alguna que otra curiosidad que me encantó descubrir y ahora compartir.



Un pueblo llamado Bedford Falls


Dentro de nuestro formidable imaginario cinematográfico, pocas poblaciones son tan recordadas y generan tanto afecto como Bedford Falls. Situado en algún lugar del estado de Nueva York –según se describe en el guión–, este pequeño municipio representa para la mayoría, el epítome de población americana ideal. En consonancia con la pequeña localidad de Grandview, que aparece en Ciudad mágica (Magic Town, 1947, William A. Wellman), Bedford Falls supone una recreación paradigmática y empapada de fantasía, del arquetipo de ciudad que engloba todas las idiosincrasias de una sociedad americana ejemplar. Del mismo modo que la función de las casas en los cuentos de hadas o en la literatura gótica, Bedford Falls es a la vez refugio y prisión. Un lugar en el que se manifiestan los anhelos y, también, los fantasmas más significativos que nuestra mente necesita materializar. Un lugar que simboliza de algún modo nuestro pensamiento. Ese espacio imaginario perfecto en el que se exterioriza preocupación, aspiración o corrupción.


En el tramo final de la película, James Stewart frente al cartel de Bedford Falls.
En el tramo final de la película, James Stewart frente al cartel de Bedford Falls.


Sobre estas poblaciones –que constituyen el hogar primigenio de multitud de protagonistas de la gran pantalla–, se sustenta una recurrente necesidad de reafirmar y preservar la importancia del hogar, por parte del cine norteamericano. Tal vez las décadas de inmigración, la obligación de defender un territorio o sus orígenes fundacionales tengan mucho que ver en ello pero, sea como fuere, el enaltecimiento del lugar de origen y la conservación de sus virtudes y valores, es un tema recurrente que hemos visto en muchos films de Hollywood. La encrucijada en la que se ve George Bailey ante la idea de permanecer o de abandonar Bedford Falls y el conflicto que le genera, son la base para el resurgir de este sentimiento. Como en los casos de Dorothy en El mago de Oz o Marty McFly en la saga de Regreso al futuro, existe en mayor o menor medida, la proyección de esa extraña mezcla de paraíso e infierno que representa el hogar. 

Como si estuviera recubierto de un muro invisible e infranqueable, a George Bailey le resulta imposible abandonar Bedford Falls. Intrínsecamente ligados; personaje y localidad son parte de un mismo fin. El descubrimiento del destino propio, de la razón de ser de uno en relación al hogar o la familia, es algo, también, tan genuinamente norteamericano como la preocupación por blanquear los dientes. Esta búsqueda lleva siempre, indefectiblemente, al lugar de origen, al hometown.


Otro fotograma del film con James Stewart y Thomas Mitchell frente a un cartel de Bedford Falls.
Otro fotograma del film con James Stewart y Thomas Mitchell frente a un cartel de Bedford Falls.


Emile Kuri fue el responsable de la fantástica recreación de este pueblo llamado Bedford Falls. Un nombre poco familiar, incluso para los fervientes apasionados del cine, pero que encierra más sorpresas de las que uno podría esperar. De padres libaneses y nacido en Cuernavaca, México, este premiado decorador de sets contribuyó con sus planteamientos al interiorismo del primer parque Disneyland situado en Anaheim, en California, y posteriormente fue asesor del diseño delWalt Disney World en Orlando, Florida.

Según él mismo contaba, "la escenografía de una película, es como el marco de una pintura; el foco de atención debe ser el trabajo del director, no el marco".* Así describía el papel que debe jugar el escenario en una película y también su preocupación por la veracidad del mismo ya que"lo más difícil es hacer que un set no parezca un set, sino un hogar, como si sus habitantes acabaran de llegar".*  Con un meticuloso cuidado en los detalles, este creador se caracterizaba por sus fastuosas decoraciones victorianas. Su primer trabajo de importancia fue para nuestro querido Alfred Hitchcock, en Recuerda… (Spellbound, 1945) como decorador de interiores; a la que seguirían El proceso Paradine (The Paradine Case, 1947), la magnífica –y una de mis preferidas– La soga (Rope, 1948) y su última colaboración en Pero… ¿quién mató a Harry?(The Trouble with Harry, 1955). 

En esos años Kuri ganó un enorme prestigio al contribuir a la decoración y diseño de sets para cintas como La heredera (The Heiress, 1949, William Wyler) –que le valió su primer Oscar–, Un lugar en el sol (A Place in the Sun, 1951, George Stevens) o Raíces profundas (Shane, 1953, George Stevens). En 1954 empezó a trabajar para Walt Disney, con su participación en el planteamiento interior del Nautilus en 20.000 leguas de viaje submarino (20.000 Leagues Under the Sea, 1954, Richard Fleischer). Este trabajo le reportó su segundo premio Oscar y una perdurable contribución al universo Disney. Entre una lista interminable títulos, sobresale su labor en las recordadas, Mary Poppins (1964, Robert Stevenson) o La bruja novata (Bedknobs and Broomsticks, 1971, Robert Stevenson).


Emile Kuri en el set de 20.000 leguas de viaje submarino.
Emile Kuri en el set de 20.000 leguas de viaje submarino.


Para el diseño de Bedford Falls, que se cree inspirado en la localidad de Seneca Falls en el estado de Nueva York –esto nunca fue confirmado directamente por Capra–, el mayor reto consistió en reflejar el paso del tiempo a través de los decorados, además de la climatología propia de épocas del año como la Navidad. En realidad, se ideó una nueva técnica para crear la nieve artificial que aparece en la cinta, ya que la costumbre era utilizar copos de cereal pintados de blanco, pero eran un problema para el departamento de sonido por el ruido que hacían. La sustancia que se inventó consistía en una mezcla química usada por los bomberos para la extinción de incendios, junto con jabón y agua. Este hallazgo le reportó al departamento de efectos especiales de la RKO, un premio especial de la Academia por el desarrollo de esta innovación técnica. Podéis ver un interesante ejemplo de este sistema en la web los Oscars.


Ejemplo de la nieve cayendo delante de bar Martini's.  Una curiosidad: el nombre del actor Sheldon Leonard, que interpreta a Nick –el empleado del bar–,  sirvió de inspiración para los nombres de los protagonistas de The Big Bang Theory.
Ejemplo de la nieve cayendo delante de bar Martini's.
Una curiosidad: el nombre del actor Sheldon Leonard
que interpreta a Nick –el empleado del bar–,
sirvió de inspiración para los nombres de los protagonistas de The Big Bang Theory.


Los decorados fueron construidos, en su mayoría, en el rancho Encino propiedad de la RKO, en California. El set comprendía 75 tiendas y edificios, la calle principal, una zona industrial, otra residencial y de barrios marginales. Según una entrevista a Emile, en el libro It's a Wonderful Life: The 50th Anniversary Scrapbook escrito por Jimmy Hawkins*, "incluso llevamos perros, gatos, palomas y otros animales, unos meses antes de empezar el rodaje para que pareciera auténtico. Capra no descuidaba ningún detalle".


Una magnífica creación que consiguió que este pueblo de ficción, exista para siempre en nuestro atlas cinematográfico, cerca de Innisfree en mi caso, probablemente. Y es que no importa cuánto lo rechace George Bailey, Bedford Falls le identifica, le define y le da sentido. Sólo al reconocerlo se está reconociendo a sí mismo.


Un cuervo llamado Jimmy the Raven


Aunque repasemos el reparto completo de ¡Qué bello es vivir!, es muy posible que nos pase por alto el nombre de este pequeño actor alado, de la familia de los córvidos, cuya inteligencia y simbología se pusieron al servicio de esta cinta. Su apodo artístico fue Jimmy the Raven*Jimmy the Crow, que en cualquier caso se refiere a su condición de cuervo. Lo más peculiar de este inusual intérprete, es que actuó con asiduidad en las cintas de Frank Capra. Podría llegar a decirse que su especie fue la predilecta del director como representación de la perfecta mascota premonitoria. Y es que, de algún modo, seguimos con la estela de los cuentos de hadas y del folclore popular. Creo que es la primera vez que escribo sobre un ave, pero resistir la tentación de explorar una simbología, era impensable.


Jimmy the Raven en ¡Qué bello es vivir!
Jimmy the Raven en ¡Qué bello es vivir!


Este pájaro fue uno de los animales cinematográficos que más veces apareció en la gran pantalla y cuyo éxito fue notable, hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial cuando fue cada vez menos frecuente su demanda para participar en las producciones de Hollywood. Su propietario era Curley Twiford, un entrenador profesional de animales, que lo rescató y le enseñó a realizar un buen número de acciones –desde abrir sobres hasta encender cigarrillos–, que pudieran ser requeridas en el cine. De todos los animales que entrenó, Jimmy the Raven fue el que ganó mayor notoriedad.

En esta cinta, como también ocurre en Vive como quieras (You Can't Take It with You, 1938), su papel es el de mascota de hombre mayor de comportamiento algo infantil. El tío Billy, interpretado por un grandioso Thomas Mitchell, es el propietario en el film, de este cuervo. Siguiendo la tradición de narraciones y poemas de Charles Dickens o Edgar Allan Poe, aunque de forma simpática, este animal parece tomar la figura de mensajero o anunciador de noticias no demasiado auspiciosas. No en vano, aparece en escenas clave –siempre sobre el mostrador de la Bailey Bros. Building and Loan Association– en las que George Bailey es conocedor de que sus planes se destruyen y debe permanecer en Bedford Falls. Otra connotación más remota, es la que hace referencia a la mitología nórdica, según la cuál, Odín tenía dos cuervos que representaban el pensamiento y la memoria*. Puesto que la falta de memoria del tío Billy tiene una labor crucial en el film, no resulta del todo descabellado hacer esta asociación.


The Jimmys of It's a Wonderful Life
Comparación de las dos escenas en las que aparecen los dos Jimmys (Stewart y the Raven).
En ambas escenas George debe renunciar a marcharse de Bedford Falls.

Además de su aparición en este film, destacan sus intervenciones en Vive como quieras (You Can't Take It with You, 1938) y Arsénico por compasión (Arsenic and Old Lace, 1944), ambas con Capra. Su contribución al cine se completa con participaciones en El mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939, Victor Fleming) o El hijo de Drácula (Son of Dracula, 1943, Robert Siodmak). Obviamente todas sus interpretaciones estaban condicionadas por su físico.


Una ilustración titulada George Lassos the Moon


En la que creo que es mi escena preferida de la película, un maravilloso James Stewart –ridículamente ataviado con un jersey universitario y unos holgados pantalones, frente a Donna Reed en albornoz–, recita uno de los diálogos más hermosos de la historia del cine:

George Bailey: ¿Deseas la luna? Dime solamente una palabra, la cogeré con un lazo y te la entregaré. Sí, es una buena idea. Te regalaré la luna, Mary.


"¿Deseas la luna?[...]", imagen de este momento del film.
"¿Deseas la luna?[...]", imagen de este momento del film.


La luna es el mágico nexo entre esta escena y la siguiente entre George y Mary. Esta secuencia, mucho más intensa y con unas interpretaciones sublimes, viene precedida por una ilustración en la que se lee George Lassos the Moon, en alusión al romántico soliloquio de James Stewart. Este dibujo no es únicamente un elemento entrañable en esta secuencia, sino que es un componente de continuidad y de redundancia respecto a una misma idea, la del amor y sus ataduras. Este recurso, el de la reiteración, se mantiene en casi cada plano de la cinta. Las fotografías, los cuadros, las frases enmarcadas o la profusión de carteles, se convierten en mensajes dentro del mensaje; en pequeños tesoros que Capra y su equipo colocaron con sumo afecto y oficio. De todos ellos, yo me quedo con éste, por el dibujo, por su belleza y porque es un guiño de Mary, cuyo cariño y serenidad son el ancla de George en todas sus vicisitudes. No he llegado a averiguar el nombre del dibujante de la caricatura, más allá del director de arte Jack Okey y de Emile Kuri, no obstante, supone un maravilloso trabajo sea de quien fuere.


La espléndida lámina George Lassos The Moon.
La espléndida lámina George Lassos The Moon.


Y es que estupenda ilustración me recuerda a aquéllas de los cuentos. Pues también la luna tiene sus connotaciones y sus dos caras, como ocurre en ¡Qué bello es vivir!, una de las mejores historias jamás contadas.

Y así termina como empezó este post, con la luna a través de los árboles de Bedford Falls.


Notas

*Liberty Films
Fue una productora independiente creada después de la Segunda Guerra Mundial por Frank Capra, Samuel J. Briskin, William Wyler y George Stevens. Su emblema era la campana que simbolizaba la libertad. Sólo llegó a producir dos cintas, la de ¡Qué bello es vivir! y la de El estado de la Unión (State of the Union, 1948, George Stevens), pues hizo fallida,

*citas de Emile Kuri
Declaraciones extraídas de entrevistas de Emile Kuri a boletines informativos de © Disney en 1965.
Recopiladas en la web de Jim Hill Media y su página dedicada a Emile Kuri.

*Jimmy Hawkins
(1941) Este actor norteamericano interpreta en el film a Tommy, el hijo menor del matrimonio formado por Mary y George Bailey. Ha escrito varios libros en relación a ¡Qué bello es vivir!, entre los que destaca It’s a Wonderful Life: The 50th Anniversary Scrapbook, con imágenes del film y anécdotas de los actores que intervinieron. En la web de la revista Remisnisce, hablan sobre el libro y de su web proviene la información del post.

*Jimmy the Raven
El nombre con el que se le suele denominar es 'the Raven' o 'the Crow', según la fuente que se consulte. La diferencia reside en el tamaño del ave –mayor en el caso del 'raven'–. A juzgar por el film y por los blogs revisados, es más plausible la denominación de 'raven'. En cualquier caso, podéis ampliar información en los blogs que han sido consultados para el post. En A Shroud of Thoughts y en The Unsung Joe.

*los cuervos de Odín
Hugin –el pensamiento– y Munin –el recuerdo– eran, según la mitología nórdica, los dos cuervos del dios Odín. Según la leyenda, cada mañana los enviaba al mundo y, a su regreso, le contaban lo que habían observado. Para más información, podéis acceder al blog Ásatrú

6 comentarios :

  1. Entran ganas, al leer el texto, de volver a ver la película! Acabo de descubrir tu blog.

    Me quito el sombrero.

    Mario.

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  2. Muchas gracias, Mario. No sabes cómo me alegro de tu descubrimiento. :)

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  3. Enhorabuena por la entrada, yo también acabo de descubrir tu blog y ya te tengo "fichada" es curioso que enlazas dos de mis películas favoritas: ¡Qué bello es vivir! y regreso al futuro...
    Un saludo.

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  4. Gracias, Miguel! Yo también comparto lo de las dos películas y la verdad es que tienen muchas cosas en común, me alegra coincidir. Un saludo.

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  5. La volví a ver anochecon mi hija y mi mujer........confieso que se me escapo alguna lágrima furtiva que intente disimular como pude. Una vez más me quede prendado, tanto que hoy me he puesto a buscar más anécdotas sobre la misma. Enhorabuena por el artículo.

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    1. Creo que es imposible no emocionarse con ella. Me alegro mucho que te haya gustado el artículo, yo también soy de las de buscar anécdotas y referencias después de ver estas películas. :)

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