Psicoanálisis y cine negro


Psicoanálisis y cine negro


No es en modo alguno casual que cine y psicoanálisis nacieran prácticamente en el mismo momento, entre finales del siglo XIX y principios del XX. En algunos aspectos, siempre ha existido una especie de interconexión entre ambas disciplinas. El interés en la estructura mental del ser humano, su conducta social y, sobretodo, la representación de la realidad y lo que se aparta de ella, son las cuestiones más evidentes de proximidad entre el cine y las teorías desarrolladas por Sigmund Freud*. Por otro lado, la propia sala de visionado cinematográfico es, en extremo, onírica. La oscuridad, la abstracción, el estar expuesto a una sucesión de imágenes, todo ello reproduce de algún modo la experiencia del sueño. Así es que, sentémonos en el diván, apaguemos las luces e iluminemos las mentes y, no os dejéis engañar, a veces un puro es solamente un puro. 




El punto de encuentro 


Un género eminentemente social com el cine negro, fue uno de los primeros y más significativos receptores, de las teorías del psicoanálisis. Su estética expresionista, además, alude directamente a un estado mental y a una concepción determinada de la realidad. La necesidad de escrutar la mente humana y los mecanismos que le llevan a la atrocidad, se hacía patente después del horror de las guerras, especialmente la Segunda Guerra Mundial que afectó más directamente a Estados Unidos. Todo ello conformó el campo de cultivo clave para la incorporación y manifestación de todos estos nuevos conceptos, como el inconsciente, el superego o la interpretación de los sueños. Esta aparente simplicidad para la llegada de las teorías de Freud a la industria cinematográfica americana, se debe al ascenso al poder del régimen nazi el año 1933, lo que provocó una masiva huída hacia Estados Unidos por parte de muchos intelectuales y otros profesionales que eran perseguidos. Sus investigaciones y sus avances, se desarrollaron en suelo americano y, por consiguiente, fueron incorporados por la sociedad y por el cine, su fuente inagotable de expresión.


Retrato del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
Retrato del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.


El cine negro o film noir debe su denominación a la crítica francesa. Un grupo de películas, estrenadas durante los años 40, de aspecto lúgubre y oscuro, con una poderosa similitud con la colección de novelas Série noire de la editorial Gallimard* –conocidas por sus cubiertas negras–, inspiraron el término. Dichas cintas fueron, entre otras: El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941, John Huston), Perdición (Double Indemnity, 1944, Billy Wilder), Laura (1944, Otto Preminger) o La mujer del cuadro (The Woman in the Window, 1944, Fritz Lang). Los críticos franceses de cine de la época, Nino Frank y Jean-Pierre Chartier fueron los primeros en acuñar un término que desataría no poca controversia con los años, debido a la dificultad para encontrar consenso en las películas que deben o no, incluirse en dicho género. Una evidencia más de que el film noir rivaliza en complejidad con el estudio del psiquismo.

El referente maniqueo que admite sólo dos principios diferenciados, uno para el bien y otro el mal, era el que mayoritariamente se aplicaba en el cine norteamericano. En el caso de la criminalidad, su enfoque era simple. Los altos preceptos de la moral anglosajona condenaban sin reflexión cualquier acto delictivo. La resolución de estos casos, únicamente policial hasta el momento, abrió paso a la medicina y a la terapia. La exploración de la psique supuso una auténtica revolución y, en lo que concierne al cine negro, el enriquecimiento del enfoque narrativo y visual.


El crimen se resuelve en el diván


Se plasmaron las teorías psicoanalíticas tanto en la temática, como en la representación del crimen y la definición de sus personajes. La estética se volvió onírica y reflexiva, sobretodo de la mano de pioneros del expresionismo alemán como Fritz Lang que con obras maestras como El doctor Mabuse (Dr. Mabuse, der Spieler - Ein Bild der Zeit, 1922) o M, el vampiro de Düsseldorf (M, 1931), ya dio muestras, desde Europa, del potencial psicológico aplicado al argumento y a la estética. Un ejemplo de esta influencia en las tramas, es la película Cerco de odio (The Dark Past, 1948, Rudolph Maté), en la cual un psiquiatra que trabaja con la policía, consigue rehabilitar a un gángster mediante unas sesiones en las que al descifrar un sueño recurrente, se revela un trauma infantil no asimilado. El maltrato y la falta de afecto se muestran, en este caso, como la causa del conflicto interno del criminal que interpreta un sorprendente William Holden. Lee J. Cobb es el encargado de dar vida al psiquiatra, en lo que supuso un reencuentro cinematográfico con Holden, después de actuar como su padre en Sueño dorado (Golden Boy, 1939, Rouben Mamoulian).


Imagen promocional de Nina Foch y William Holden para Cerco de odio.
Imagen promocional de Nina Foch y William Holden para Cerco de odio.


El film, que sigue siendo bastante desconocido, aborda, en clave psicoanalítica, el origen de la criminalidad del individuo que interpreta Holden, Al Walker. Un planteamiento que, hasta la llegada de las teorías de Freud, era impensable. El papel del psiquiatra o psicoanalista en el cine se volvió esencial en muchas cintas contemporáneas y posteriores, hasta conformar el arquetipo que hoy presentan las películas actuales. Cerco de odio es, pues, un muy buen ejemplo de la comunión entre el psicoanálisis y la temática negra. Además, supone una muestra del intento, por parte de cineastas y profesionales del campo de la psiquiatría, para encontrar una razón lógica a la violencia y a la delincuencia extrema que en aquel momento angustiaba a los Estados Unidos. No fue la única, de todos modos, en utilizar de forma más explícita a este planteamiento, tanto en su contenido como en su forma. Directores, principalmente emigrantes, como Fritz Lang –antes mencionado–, Jacques Tourneur, Robert Siodmak, Billy Wilder, Otto Preminger y, como no, Alfred Hitchcock, exploraron las posibilidades de unas teorías que trascienden el campo médico y afectan a la construcción del ser humano y su reflejo en la sociedad.


Olivia De Havilland y Olivia De Havilland en una escena de A través del espejo.
Olivia De Havilland Olivia De Havilland en una escena de A través del espejo.


A través del espejo (The Dark Mirror, 1946) de Robert Siodmak presenta un caso parecido al anterior, pero con sucesivas vueltas de tuerca a una historia relativamente sencilla, escrita por Nunnally Johnson*. Este thriller psicológico muestra el caso de dos gemelas idénticas, interpretadas por una Olivia De Havilland desdoblada y fabulosa, que deben acudir a un psicoanalista para averiguar cuál de las dos sospechosas, reconocidas por un testigo, ha cometido un asesinato. Además de su estética expresionista, obra del maestro Milton Krasner*, el film destaca por la exhibición de multitud de técnicas psicoanalíticas. Desde las conocidas manchas de tinta del Test de Rorschach, hasta las asociaciones de palabras o el polígrafo, esta cinta realiza una perfecta disección de la parafernalia que emplea el psicólogo al que da vida Lew Ayres para conocer la verdadera personalidad de cada una de las hermanas. Sin duda una completa concesión al espectador de la época, ávido de conocer los detalles de un método que estaba absolutamente en boga. 


El Test de Rorschach en A través del espejo.
El Test de Rorschach en A través del espejo.


En la mente de Hitchcock

Seguir este post sin hablar de Hitchcock, sería como dejar un pastel sin su guinda, ya que si hubo un director que le sacó partido al auge del psicoanálisis, ese fue Sir Alfred Hitchcock. Toda su filmografía, en general, esta influenciada por estas teorías pero, en este post, trataremos en particular de dos: La sombra de una duda (Shadow of a Doubt, 1943) y Recuerda... (Spellbound, 1945). 

En La sombra de una duda, la clave del suspense se encuentra en el personaje de Charles Oakley o Tío Charlie, personificado por un malévolo Joseph Cotten. Son su personalidad y su impulso criminal, los que quedan magníficamente definidos, gracias a conceptos que hasta ese momento no eran sopesados. Si usamos la terminología psicoanalítica, la única explicación para la personalidad esquizoide* del Tío Charlie es un accidente ocurrido en su infancia, en el que se fracturó el cráneo. Esta alteración constituye la evidencia, en el film, del cambio de temperamento del personaje. Charles Oakley mantiene que la sociedad es un infierno y que la corrupción rige al ser humano, dichas manifestaciones le sirven de excusa para justificar sus crímenes. El personaje busca de alguna forma la regresión al mundo que había vivido de pequeño, así idealiza el pasado en contraposición a la cruel y miserable realidad. La tendencia misógina de Charles, que observa a las viudas como entes frívolos que someten a los hombres a su voluntad, es otra demostración más, de las causas de su comportamiento homicida y de su patología. 


Un primerísimo primer plano de Joseph Cotten en La sombra de una duda.
Un primerísimo primer plano de Joseph Cotten en La sombra de una duda.


No obstante, los conceptos esenciales en La sombra de una duda, son la dualidad y la contraposición. Presentadas a través de la identificación inicial entre Charles y su sobrina –que recibe el mismo nombre–, y la duplicidad de su conducta. Su seductor alarde de buenas maneras para encajar en la sociedad y embaucar a sus víctimas, choca con la vileza y falta de empatía con la que comete sus crímenes. Éste es el retrato perfecto y minucioso de uno de los villanos más fascinantes de Alfred Hitchcock, cuya dualidad nos afecta sobremanera pues nos atrae y nos aterra, a partes iguales.

El caso de Recuerda, también constituye un buen ejemplo de las personalidades de los personajes centrales de los film noir, definidos en términos psicoanalíticos para encontrar el origen de su vinculación con el crimen. Repleta de asociaciones freudianas –acentuadas por su colaboración con el pintor surrealista Salvador Dalí–, en esta cinta el trauma infantil vuelve a ser la causa primigenia del conflicto del Dr. Ballantyne, al que da vida Gregory Peck, que se convierte en sospechoso de asesinato. Los recuerdos reprimidos que sólo se revelan a través de los sueños y su interpretación, son las señas más evidentes de la huella del trabajo de Freud en esta obra de Alfred Hitchcock. La hipnosis y la asociación de palabras resultan fundamentales para recuperar esas imágenes de la infancia.


Una escena de la secuencia del sueño de Recuerda..., obra del pintor Salvador Dalí.
Una escena de la secuencia del sueño de Recuerda..., obra del pintor Salvador Dalí.


Éstos son algunos de los ejemplos más destacables de la influencia de los avances de Freud en un género tan fascinante como el que nos ocupa. No resulta tan extraño, pues, establecer la consonancia entre cine negro y psicoanálisis, y es que no existe lugar más oscuro que la mente humana. Dulces sueños, mis queridos lectores. 



*Sigmund Freud
(1856 - 1939) Neurólogo austríaco, creador del psicoanálisis. Éste consiste tanto en la actividad terapéutica de las enfermedades mentales, como en la concepción teórica de la psique humana, aplicable no solamente al tratamiento de los desajustes psíquicos sino también al estudio de la conducta humana. En toda su obra, el concepto del inconsciente, los diferentes niveles que conforman la personalidad humana y la interpretación de los sueños, son esenciales. Más información en Monografias.com

*Ediciones Gallimard
Editorial independiente francesa fundada en 1919 por Gaston Gallimard. Famosa por sus colecciones, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, como la Série noire dirigida por Marcel Duhamel, Croix du sud por Roger Caillois o Espoir por Albert Camus. Podéis ampliar información sobre la editorial y sobre el tema de este post, a través del trabajo realizado por José Luis Sánchez Noriega para la Revista de Medicina y Cine de la Universidad de Salamanca

*Nunnally Johnson
(1897-1977) Director, guionista y productor cinematográfico estadounidense. Empezó como guionista en 1935 para la 20th Century Fox y alcanzó la fama con adaptaciones como el guión de Las uvas de la ira (The Grapes of Wrath, 1940, John Ford) o Las llaves del reino (The Keys of the Kingdom, 1944, John M. Stahl). Realizó los guiones para dos films negros como La mujer del cuadro (The Woman in the Window, 1944, Fritz Lang) y A través del espejo. Como director sólo realizó cuatro películas, entre las que destacan El hombre del traje gris (The Man in the Gray Flannel Suit, 1956) y Las tres caras de Eva (The Three Faces of Eve, 1957).

*Milton Krasner
(1904-1988) Director de fotografía estadounidense. Después de más de dos décadas de maestría con el dominio del blanco y negro, con películas como Perversidad (Scarlett Street, 1945, Fritz Lang) o Eva al desnudo (All About Eve, 1950, Joseph L. Mankiewicz), fueron las producciones  en Technicolor de la 20th Century Fox en los años 50, las que le reportaron mayor fama y reconocimiento. Más información en El cine de Hollywood

*trastorno de personalidad esquizoide
Dícese del tipo de alteración de personalidad que se muestra introspectiva, distante, antisocial, parecido al que padece esquizofrenia o demencia precoz, aunque son dos trastornos distintos.

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