'Cruise of the Zaca', Errol Flynn tras los pasos de Darwin


Errol Flynn, Zaca

“Como un ave de grandes alas, el vaivén de un barco velero es la poesía del movimiento.”
– Errol Flynn

El crucero del Zaca o Cruise of the Zaca (1952, Errol Flynn) es un corto documental dirigido, protagonizado y narrado por el actor que inmortalizó a Robin Hood. Sepultado bajo la profusión de extras de una de las cintas que le encumbró, recuperamos hoy este pequeño tesoro que proviene del mar. En colaboración con el Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California, Errol Flynn cedió su goleta, el Zaca, y financió una serie de expediciones científicas, destinadas a la investigación marina. Se trata de una pequeña cinta que, al tiempo que nos acerca a Flynn, nos revela su profundo amor por la navegación, su heredado interés por la biología y su genuino carácter aventurero. Rodeado por familia y amigos, el actor nos abre las puertas de su particular paraíso. No os perdáis un fantástico recorrido por aguas del Caribe, a bordo del Zaca.


Como Humphrey Bogart o Sterling Hayden, entre otros, Flynn fue un enamorado del mar y las embarcaciones. Como ellos, seguro que estaba de acuerdo con Hemingway, cuando este dijo que “el mar es el único lugar libre que queda sobre la Tierra”(1). Descendiente de marineros, por parte de madre, y con un padre dedicado a estudiar los vestigios de la evolución de especies marinas, Errol Leslie Thomson Flynn estuvo llamado a surcar los mares desde muy temprana edad. Sus turbulentas aguas eran su medio natural y, navegar, una pasión que abrazó mucho antes de llegar a Hollywood y que perduraría toda su vida. Cruise of the Zaca es, en este sentido, uno de los pocos testimonios gráficos de ese gran amor por la navegación y de ese espíritu inquieto que lo caracterizó.


Errol Flynn directed and narrated the documentary "Cruise of the Zaca"
Imagen de los títulos de crédito de Cruise of the Zaca.
© Warner Bros.

El documental da comienzo al más puro estilo Warner Bros. Los mismos títulos de crédito, en la línea de sus legendarios films, anticipan unas aventuras dignas del mismísimo Capitán Blood. Una mención especial al Dr. Carl Hubbs, del Instituto Scripps y al profesor Theodore Thomson Flynn, su padre, da constancia del poso científico, a la vez que sentimental, del proyecto. De hecho, según reveló el actor en su autobiografía –de la que hablaremos en futuros posts–, el viaje fue concebido inicialmente como una expedición con destino a las islas Galápagos, lugar donde Charles Darwin había realizado importantes hallazgos. A pesar de que el destino de la expedición varió, para su padre –ferviente admirador del naturalista inglés– y para Errol, esta travesía les recordaría aquellos tiempos en Tasmania en los que habían compartido predilección por el mar y la ciencia. No en vano, el profesor Thomson Flynn fue un prestigioso biólogo marino y oceanógrafo que ejerció durante 17 años como catedrático del departamento de Zoología de la Universidad Queen's de Belfast (Irlanda).


Errol Flynn, father Thomson Flynn and John Decker
El actor con su padre, el profesor Thomson Flynn y el artista John Decker.
Imagen via Old Movie Ehxibition
















El cortometraje, rodado en 16mm y de unos 20 minutos de duración, consiste en diferentes filmaciones en color, que nos ilustran las diferentes fases de este crucero de investigación marina. Desde el inicio del proyecto en California, hasta su último destino en Puerto Antonio, Jamaica. Es en esta preciosa parada final en la que descubrimos “uno de los puertos más bonitos del mundo”, según palabras del propio Flynn. Así nació la historia de amor del actor con la isla.


Cruise of the Zaca_gif animado_Cine Gratia Cinema
Animación que hemos realizado con el recorrido de la expedición a bordo del Zaca.


Resulta también interesante conocer la tripulación que acompaña a los Flynn, pues en ella se encuentran dos de sus amigos más allegados. Por un lado, John Decker que fue pintor y caricaturista en la época dorada de Hollywood y que despertó en el actor la inclinación por el arte. Juntos abrieron una galería(2) en la meca del cine en 1944 que poseía piezas de Van Gogh, Gauguin y Manet, entre otros. El dibujante puso, en este viaje, sus habilidades artísticas al servicio de la ciencia, para realizar un pequeño catálogo pictórico de las especies descubiertas durante la expedición. Una pena que no puedan consultarse tales ilustraciones, pues las que aparecen en pantalla son espléndidas. Por otro lado, debemos mencionar a Howard Hill, un arquero profesional estadounidense que también se unió a la incursión científica. Fue conocido, en la década de los 30, como “el mejor arquero del mundo”. Su increíble maestría y precisión rápidamente llamaron la atención de Hollywood. Realizó numerosos documentales sobre arquería y colaboró como asesor en films como Más allá del Missouri (Across the Wide Missouri, 1951, William A. Wellman) o Robin de los bosques (The Adventures of Robin Hood, 1938, Michael Curtiz). En esta última –su participación más destacada– además de asesor, instructor y doble de tiro de Errol Flynn, realizó a su vez un pequeño cameo en la escena del torneo de arqueros. Desde esa colaboración, Hill se convirtió en el omnipresente compañero de aventuras de Flynn.


Errol Flynn and Howard Hill
Errol Flynn junto a Howard Hill demostrando sus habilidades.
Imagen vía Legends in Archery


Su figura nos guía tanto en el meticuloso trabajo de identificación de las variedades de fauna marina descubierta –se llegaron a encontrar más de 2000 especies nuevas–, como en sus pequeñas peripecias. En este sentido, el cortometraje presenta dos partes. La primera, se centra en el aspecto científico del viaje y en ella aparece el Flynn más aventurero. La segunda nos ofrece una visión de la experiencia de navegar en embarcaciones como el Zaca y resalta la belleza y el folclore de Jamaica. A pesar el tono cercano de la pieza y de su escasa duración, no puedo evitar pensar que dichas expediciones representaron en definitiva un meritorio estudio y son, sin duda, de interés histórico. No olvidemos que se trata de un film rodado hace cerca de setenta años, en una época en la que un walkie-talkie era tan ergonómico como un ladrillo. Si tenemos en mente a Jacques Cousteau, este documental, anterior a los insignes films del francés, resulta ciertamente significativo.

Una de las mayores sorpresas y atractivos del cortometraje, es el precursor interés de Flynn por la investigación marina y por su filmación. Una faceta como realizador y narrador que fue, desgraciadamente, poco explotada. Como apuntábamos, estas expediciones recogen la herencia de relatos como El viaje del Beagle (1839, Charles Darwin), concebidos como diarios de viaje salpicados de anotaciones científicas. Ese es precisamente el tono de Cruise of the Zaca, al que se añade –por supuesto– la gracia y la intrínseca naturaleza inquieta de Flynn. Estas pequeñas piezas documentales, producidas en su mayoría por los estudios de la época, gozaron de mucho éxito en los años 30 y 40, hasta la irrupción de la televisión. Fueron especialmente relevantes y precursores, los cortos sobre viajes y destinos exóticos, conocidos como Traveltalks (1932-1954) para la MGM o los llamados Popular Science (1935-1949) para la Paramount, con los que se pretendía reflejar el progreso científico y técnico aplicado a diferentes sectores de la industria norteamericana. De entre todos los estudios, la Warner Bros fue especialmente prolífica en la producción de estas piezas. En esta línea, se distribuye el documental rodado por Errol Flynn. La intención del actor, con todo, era conservar para sí una cinta de la que estaba particularmente orgulloso, ya que como él mismo contaba "The Cruise of the Zaca fue una pequeña película muy pensada. La gente todavía habla de ella. No me preguntan sobre Robin Hood, me preguntan sobre The Cruise of the Zaca. Despertó un tremendo interés público. [...]"(3) Sin embargo, cedió ante el estudio y terminó vendiéndosela. Una lástima pues, a pesar de la difusión que debió tener en su momento, hoy en día este documental está sepultado en un cúmulo de extras, sin ningún tipo de distinción y pendiente de una merecida restauración ya que a la copia le hace buena falta.

“Por instinto soy aventurero, por elección personal me gustaría ser escritor; por pura coincidencia, soy actor.” 
—Errol Flynn 

Errol Flynn on a ship



Consideraciones aparte, si de una cosa podía presumir Errol Flynn era de presencia cinematográfica. Irremediablemente, es lo primero que acapara la atención. No obstante, en seguida nos damos cuenta de que sus palabras, también gozan de semejante fuerza. Como aquellas fantásticas arengas de Peter Blood, Sir Robin de Locksley o George Armstrong Custer, su relato en off en este documental nos recuerda que nadie como él, para lograr que se le siga hasta los mismísimos confines del mundo. Juguetón ante la cámara, Errol da rienda suelta también a su dominio narrativo y a su elocuencia, de las que dejó muestra por escrito en su enorme autobiografía –que antes mencionábamos– y en sus dos novelas(4). Siendo en absoluto imparcial, os diré que, sin presuntuosidad y con su característica sorna, su narración sabe conjugar a las mil maravillas, ciencia y aventura. Cierto es que la música(5) del cortometraje contribuye enormemente a recrear la magia de los films de la Warner Bros.

Por último, nos queda hablar de su goleta, el Zaca. Escenario esencial del cortometraje y también de la vida del actor, pues se convertiría en su buque insignia. Tan ilustre capitán no hizo más que incrementar la leyenda de una embarcación que todavía hoy en día, después de muchas tribulaciones, sigue surcando los mares. Su particular trayectoria bien merece su propio documental, como el realizado por The Sailing Channel llamado La estela del Zaca (The Wake of the Zaca, 2005, Luther Green). En él se nos relatan sus magníficas peripecias, desde su construcción en plena etapa de la Gran Depresión hasta su célebre época capitaneada por el "diablo de Tasmania", como en alguna ocasión se autodenominaba Flynn. Testigo de expediciones oceanográficas, viajes o las fiestas más suntuosas, dejó también su huella en el cine, con su aparición en La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1947, Orson Welles) como el buque tripulado por Michael O’Hara. Fueron esos los años dorados de una legendaria goleta que recaló en puertos como el de Jamaica, el de Montecarlo o, en su última etapa, el de la isla de Mallorca. 


The Zaca
Imagen de la goleta, el Zaca.
Imagen vía Thomas McNulty's Blog


Como comentábamos al principio, este joyita audiovisual se encuentra disponible –además de en YouTube– como contenido extra de la edición especial en DVD y bluray de Robin de los bosques. Bajo la categoría de "cortometrajes", además de Cruise of the Zaca, está Cavalcade of Archery (1946) que, dirigido por el propio Howard Hill, narra sus proezas con el arco y la flecha.    

Uno de los propósitos de este blog en esta nueva andadura, como comentaremos en futuros posts, es explorar ese universo más allá del cine, para "rescatar" y compartir piezas como ésta. De algún modo esperamos ampliar, si cabe, el respeto y afecto que sentimos por un cine que ha pasado a formar parte de nuestras vidas y del que aún queda mucho por decir y descubrir, no solo a nosotros sino a futuras generaciones de cinéfilos. Y es que, cual general que murió con las botas puestas diría, no puedo imaginar nada tan grato como pasear junto a ustedes, todos los días de mi vida.


Notas

(1) Frase acuñada por Ernest Hemingway en su novela París era una fiesta (A Moveable Feast, 1964, Editorial Scribners).

(2) Flynn-Decker Art Gallery. Galería de arte que fundaron Errol Flynn y John Decker cerca de Sunset Boulevard (Hollywood) que comprendía exposiciones de arte contemporáneo. Podéis leer la nota de prensa de la apertura aquí (en inglés).

(3) Frase extraída de la autobiografía de Errol Flynn. Flynn, Errol. My Wicked Wicked Ways. Reino Unido. Aurum Press Ltd, 2005. p. 387.

(4) 
Errol Flynn escribió dos novelas de ficción. La primera, llamada Beam Ends (1937) supone un relato documental de la travesía, que el propio Errol experimentó, desde Australia hasta Nueva Guinea. La segunda, Showdown, es una novela de aventuras publicada por primera vez en 1946. Las encontraréis a través de Amazon.

(5) La música del documental está compuesta por Howard Jackson, músico que participó en más de 300 bandas sonoras, en su inmensa mayoría, sin acreditar. Sus trabajos más notorios fueron los de Sucedió una noche y El sargento negro

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