'Raíces profundas' de George Stevens


Shane (1953)_Cinemagraph by ©Cine Gratia Cinema


Cuando pensamos en héroes solitarios que se marchan al atardecer, en el estruendo de los disparos de un revólver y en el eco de la voz de un niño, pensamos en Raíces profundas (Shane, 1953, George Stevens). Un film que, ya desde su estreno, caló hondo en los espectadores hasta consolidarse como una cinta mítica e imprescindible para todo amante del cine. Tras una fábula sobre la lucha entre el bien y el mal –representados por colonos y ganaderos–, visto a través de los ojos de un niño, subyace un sentido mensaje, una trascendente reflexión sobre el uso de las armas. La película posee además un magnetismo sutil, imponente e inescrutable. Como el inmortal personaje encarnado por Alan Ladd, nos adentraremos en el valle de Jackson Hole para desgranar la labor de su director, George Stevens. No se vayan, por favor.



Prácticamente al unísono, el mundo del séptimo arte considera Raíces profundas como una película fundamental y singular. Aunque muchos de sus elementos no sean distintos a otros westerns; su tratamiento, enfoque y posicionamiento, sí lo son. En este sentido, la figura de George Stevens resulta clave para entender el alcance de este film. Prueba de ello es su capacidad de impactar, durante generaciones, a multitud de espectadores de procedencia, ideología e intereses muy distintos, como veremos al final del post.


Alan Ladd, George Stevens (en el centro) y Van Heflin durante el rodaje de Raíces profundas.


El proceso Stevens


Conocido por su minuciosidad, Stevens se caracterizaba por dedicar extensos períodos de tiempo tanto a la preparación como a la posterior edición del film. Una meticulosa investigación previa, una decisiva implicación en la elaboración del guión y una concienzuda supervisión del montaje, eran su modus operandi. Tanto era así, que esta cinta que se rodó en 1951, no fue estrenada hasta 1953, dos años más tarde. La suya era una concepción del cine en la que se anteponían el respeto por la inteligencia del público, una experta técnica cinematográfica y un sólido trabajo con el elenco de actores. Aunque no fue tan prolífico como otros realizadores, toda su variada filmografía –pues abordó muchos géneros–, vista como conjunto, refleja una coherencia y una calidad que otros no alcanzaron.

En su diversidad de obras, sin embargo, se observa un recurrente interés por la convivencia de dos realidades en conflicto, tanto en términos físicos como morales. Ya sea mediante el choque entre sexos, clases sociales, generaciones o profesiones, el término 'convivencia' es de suma importancia en su carrera. La necesidad de coexistir queda plasmada tanto en Raíces profundas, como en El asunto del día (The Talk of the Town, 1942) o Gigante (Giant, 1956), por nombrar algunos de sus ejemplos más paradigmáticos. Este interés se agudizó con el paso del tiempo. Como Frank Capra o William Wyler, directores con los que fundaría la efímera productora Liberty Films, su visión como director cambió profundamente tras la Segunda Guerra Mundial. Durante la contienda fue emplazado como documentalista del Army Signal Corps Special Motion Picture Unit y fue el encargado de filmar diversos escenarios con fines estratégicos y divulgativos(1). Presenciar el desembarco de Normandía o el campo de concentración de Dachau, marcaron un antes y un después en su vida y en su carrera.


Raíces profundas - Cita sobre las armas - Cine Gratia Cinema


Conocedor pues, de primera mano, del efecto que puede tener una sola bala en el cuerpo de un hombre, Stevens quedó estupefacto a su regreso. Sus propias experiencias chocaron con el tratamiento de la violencia en el cine de la época –y eso que no vivió hasta nuestros días–. En este sentido, el mensaje y el trasfondo del personaje de Shane no podrían ser más personales. Resulta también significativo que en la película, los primeros disparos de los que somos testigos, no se produzcan hasta que ha transcurrido prácticamente una hora. No es de extrañar que el director llegara a definirla como “mi primer western aunque realmente fue mi verdadera película de guerra.”(2) Y es que, en verdad, Raíces profundas es mucho más que un western.



La búsqueda de la autenticidad


Una constante en la realización de este western fue el esmero del cineasta por recrear la época en la que transcurre el film, con la máxima veracidad posible. Para ello contó con la ayuda de Joe De Yong, una figura que destaca dentro del equipo integrante de Raíces profundas. Especializado en todo aquello relacionado con el Viejo Oeste, este pintor e ilustrador americano actuó las veces de asesor técnico e histórico. Sordomudo a causa de una enfermedad contraída de pequeño, su juventud transcurrió como un auténtico cowboy en pleno territorio indio, en Missouri. Fascinado por toda su imaginería, pronto empezó a bocetar escenas y a interesarse por el arte del pintor norteamericano Charles M. Russell –de gran influencia visual también para el propio Stevens–. Después de actuar como extra en algunos westerns, fue requerido por Cecil B. DeMille para trabajar como consultor histórico y de vestuario en Buffalo Bill (The Plainsman, 1936). A partir de ese momento, dio comienzo su colaboración en la producción de diversos clásicos del género.

Para esta cinta, De Yong realizó su storyboard, contribuyó en el diseño del vestuario, asesoró sobre escenografía e, incluso, sugirió cambios en el diálogo para que el lenguaje empleado fuera el más fidedigno posible, al del período histórico que se narra.


Joe DeYong
Joe De Yong.
Imagen cortesía de William Reynolds, ©Cowboys and Indians Magazine.


La fuerza de los elementos 


El western es un género que se forjó, por definición, a partir del lugar en el que se desarrollaba. En mayor o menor medida, el vínculo con el entorno es indiscutible. La solemnidad de algunos de los paisajes del Oeste americano reflejados en el cine, han llegado a irradiar una dimensión poética tal que muchos se han convertido lugares representativos. Para los amantes del género, mencionar Monument Valley(3), es hablar de John Ford y de un entorno que nos conecta intrínsecamente con él. Tener la posibilidad de visitarlo significa estar un poco más cerca del universo que creó.

Si para Ford, la utilización de determinados escenarios naturales no se debía a simples razones estéticas, sino de construcción y desarrollo de sus personajes. Para el director que nos ocupa, ocurría lo mismo. El paisaje de Raíces profundas, está tan ligado a su trama que se convierte en un protagonista más. La imponente montaña Grand Teton –dentro de la cordillera Teton–, así como el valle de Jackson Hole, están presentes en la mayoría de los planos del film. Gracias al director de fotografía Loyal Griggs y al uso de teleobjetivos de 75 y 100 mm, se consiguió que las montañas se acercaran o se alejaran de los personajes en función del momento argumental de la película. Una sutil labor que le valió a Griggs un Oscar a la mejor cinematografía en color, el único que se llevó la película.

Estas mismas localizaciones también aparecieron en películas como Fiebre en la sangre (Spencer's Mountain, 1963, Delmer Daves), La gran pelea (Any Which Way You Can, 1980, Buddy Van Horn), Rocky IV (id, 1985, Sylvester Stallone) o, más recientemente, en Django desencadenado (Django Unchained, 2012, Quentin Tarantino).


Grand Teton Mountain, Shane (1953, George Stevens).
Escena de Raíces profundas con la montaña Grand Teton de fondo.

Otro aspecto que George Stevens cuidó y supervisó con especial afán fue el sonido. No me refiero tan solo a la preciosa partitura de Victor Young sino también a los efectos sonoros. En los comentarios de su hijo George Stevens Jr. en el DVD de Raíces profundas, éste nos habla de "la textura sonora" de esta cinta, en relación al estruendo de los disparos de revólver. Según nos cuenta, "hizo muchos experimentos disparando cañones sin retroceso a cubos de basura y usando el eco de los rifles. Se nota que cuando hay un disparo –en el film–, tiene un impacto tremendo. En el cine era impresionante. El público se quedaba sin aliento. Ahora en los cines, los tráilers son muy ruidosos y el sonido se amplifica pero, en aquella época, el impacto de un disparo en el contexto de una película más calmada, era extraordinario."(4) Esta práctica influyó en films posteriores, como Bonnie y Clyde (Bonnie and Clyde, 1967, Arthur Penn) que también buscó acentuar el sonido de las armas, especialmente en su tramo final.

La intención de Stevens era, una vez más, remarcar la repercusión de la violencia a través de todos los recursos o elementos que tenía a su alcance.


El reparto 


Como ya explicaba en el post anterior, inicialmente, George Stevens tuvo en mente a Montgomery Clift, William Holden y Katharine Hepburn como cabezas de cartel para Raíces profundas. Tras rodar con él Un lugar en el sol (A Place in the Sun, 1951), Clift debía ser Shane, mientras que Holden y Hepburn encarnarían al matrimonio Starrett. Ni que decir tiene que semejante triunvirato nunca se produjo y que resulta inimaginable pensar en otro actor que no sea Alan Ladd en la piel del pistolero. Su interpretación resultó decisiva no sólo para el desarrollo de su propio personaje sino también en relación al niño, que encarnó el actor Brandon De Wilde.


Alan Ladd as Shane glances at Joe (Brandon De Wilde). Such a great performance. Animated gif by Cine Gratia Cinema.


La clave fue su manera de actuar, su capacidad para dejar entrever su pasado más allá del diálogo. Su mirada durante todo el film refleja a la perfección una total comprensión del personaje y una enorme empatía con De Wilde. La actuación del chico, la base del punto de vista de la película, no funcionaría sin este caldo de cultivo. En este sentido, es preciso hacer referencia de nuevo al trabajo de Stevens con su reparto. Era conocida su sensibilidad con los actores y su inteligencia para dar pie a sus mejores interpretaciones. El propio Ladd dijo de él: "Me gusta. Me da mi tiempo. No seré el mejor actor del mundo pero se me dan muy bien las pausas."(5) Esa confianza entre actor y director fue crucial y desembocó en una profunda amistad. El cineasta quedó impresionado por el trabajo y la personalidad de Ladd, hasta el punto de ofrecerle años más tarde el papel de Jett Rink en Gigante (Giant, 1956) que interpretado finalmente por James Dean.

Además de Ladd, me gustaría destacar especialmente, además de Jean Arthur; la labor de Van Heflin, un actor cuya trayectoria e interpretaciones me admiran. Debo decir que, junto con actores que acompañaban a John Ford en sus películas, Heflin era uno de los secundarios más queridos de mi abuela. Como todo se pega, mi debilidad por Heflin era irremediable y yo que me alegro. Sin embargo, pienso que soy objetiva al decir que fue un magnífico intérprete. Su comprensión del personaje y su sintonía con Ladd traspasaron la pantalla. Una vez más, favoreciendo el resultado colectivo del film.

Jack Palance resultó ser el gran descubrimiento de Raíces profundas. Junto con De Wilde, su representación del pistolero Jack Wilson le valió una nominación al Oscar y se ganó un lugar preeminente como uno de los villanos preferidos del cine. Proveniente de Broadway, Palance era, sin embargo, una absoluta nulidad con los caballos. Muchos problemas dieron las escenas en las que debía montarlos y desmontarlos. No deja de resultar paradójico que el western acabara siendo uno de sus géneros más concurridos, a pesar de sus compañeros equinos.


Jack Palance as Jack Wilson in Shane (1953, George Stevens).
Jack Palance en el duelo final de Raíces profundas.


El legado de Shane


Como apuntábamos al inicio de este post, uno de los mayores logros de esta película está en la aplastante unanimidad a la hora de encumbrar este film como obra maestra del cine. Lo más curioso para mí, ha resultado descubrir la heterogeneidad entre sus defensores. ¿Habría un punto de encuentro entre creadores tan dispares como Clint Eastwood o Woody Allen? La respuesta es Raíces profundas. Ambos coinciden en subrayar la influencia de esta cinta en sus carreras. 

Para Eastwood, el personaje de Shane y la temática de este western ha sido capital en obras como El jinete pálido (Pale Rider, 1985) –a la que se considera como un remake del film de Stevens– y que se extiende a lo largo de su carrera hasta cintas más recientes como Gran Torino, una de mis preferidas. Sin embargo, la predilección de Eastwood por Shane no nos sorprende tanto como la de Woody Allen, un cineasta y cinéfilo –deberían ir de la mano– al que el género del western o "películas rurales" como él las denomina, le resulta tan apetecible como asistir a una gala de los Oscar. En este artículo publicado en el New York Times en 2001, Allen confiesa que Raíces profundas siempre ha sido una de sus cintas norteamericanas preferidas, al margen del género. Otros westerns dignos de mención a los que alude son Incidente Ox-Bow (The Ox-Bow Incident, 1943, William A. Wellman) o Solo ante el peligro (High Noon, 1952, Fred Zinnemann) pero ninguno, para él, como el que realizó Stevens. Del director declara que ''Le tengo en muy alta estima. Y esto es en base a una pocas cosas, en realidad. Algunos de sus films que me han gustado, me han gustado mucho. Raíces profundas, creo, es su obra maestra. Pienso que estaría ahí arriba con mis pocos directores norteamericanos preferidos –de la época en la que crecí–. Orson Welles estaría en una categoría por si solo, pero luego, claro, John Huston y George Stevens y William Wyler.'' Si queréis escuchar de viva voz, sus alabanzas a esta película, cosa no muy frecuente en Allen, no dudéis en ver este vídeo. No tiene desperdicio alguno.

Por último, hablaros de Billy Crystal, otra personalidad de Hollywood a la que Shane afectó severamente, hecho que me ha alegrado descubrir. Al parecer, fue la primera película que vio en pantalla grande, de la mano de Billie Holiday, pues su padre era el dueño de una discográfica. Nada mal como introducción al cine. Del film le impactaron, en especial, los personajes de Brandon De Wilde –por proximidad de edad en aquel momento– y el de Jack Palance. Esta fue una de las razones por las que Palance consiguió el papel de villano en Cowboys de ciudad (City Slickers, 1991, Ron Underwood), película en la que coincidieron y por la que Palance curiosamente consiguió su único Oscar.


Billy Crystal and Jack Palance in CITY SLICKERS http://www.imdb.com/media/rm2194900224/tt0101587
Billy Crystal y Jack Palance en Cowboys de ciudad.
Imagen IMDB © 1991 Metro-Goldwyn-Mayer Studios Inc. All Rights Reserved.


En mi opinión es la increíble y concienzuda labor de George Stevens, la que convirtió esta cinta en una obra difícil de superar, no sólo por lo que muestra sino por lo que sugiere, por lo que deja entrever y espera que el público reconstruya.

Come back, George Stevens!




Notas

(1) Army Signal Corps Special Motion Picture Unit 
En 1943, George Stevens se unió a las "Signal Corps", el servicio de comunicación del ejército de Estados Unidos. Cubrió entonces las campañas del norte de África, luego las de Londres, dónde el general Eisenhower requirió un equipo de filmación de 45 personas para el desembarco de Normandía. Podéis leer más sobre ello (en inglés) en Filming the Camps.

(2) Cita George Stevens
Declaración recogida en el libro de Mary Ann Moss, Giant:  George Stevens, a Life on Film

(3) Monument Valley
Conocido como 'Valle de los Monumentos', este valle se encuentra en Estados Unidos, en la reserva de los nativos Navajo, en la frontera al sur de Utah. Sus formaciones han aparecido en multitud de ocasiones en el cine pero especialmente fue escenario de muchos westerns dirigidos por John Ford

(4)(5) Citas George Stevens Jr. y Alan Ladd
Comentarios extraídos del DVD de Raíces profundas.

No hay comentarios :

Publicar un comentario