Grandes clásicos | 'Acto de violencia' (1949)


Act of Violence_1949_Cine Gratia Cinema

Si Fuego en la nieve trataba sobre los estragos físicos y mentales durante un episodio concreto de la Segunda Guerra Mundial, Acto de violencia (Act of Violence, 1949, Fred Zinnemann) nos habla de dichos estragos una vez concluido el conflicto bélico. ¿Cuáles fueron las repercusiones de los actos de aquellos que combatieron? ¿Fueron actos de coraje o de cobardía? A estas dos preguntas alude directamente este modesto film noir que se estrenó un 22 de enero de 1949 y que hoy también celebra su 70 aniversario. Revestido de thriller y con un apasionante cara a cara entre sus dos protagonistas masculinos, Van Heflin y Robert Ryan, la película guarda bajo la manga temas verdaderamente controvertidos para la época y para su productora, de nuevo la Metro Goldwyn Mayer. Con un guión trepidante, una filmación portentosa y unas actuaciones extraordinarias; Acto de violencia es de obligado visionado para todo aficionado del género negro y, si me apuras, del cine en general.


Más cerca estaba la MGM de espléndidas adaptaciones literarias como Mujercitas (Little Women, 1949, Mervyn LeRoy) –de la que hablaremos más adelante–, en la que curiosamente intervienen dos de sus intérpretes femeninas, una joven Janet Leigh y una soberbia Mary Astor en un papel muy alejado de su Marmee, como luego abordaremos. A semejante pareja de actrices se suma Phyllis Thaxter, sobretodo conocida por sus posteriores apariciones televisivas en míticas series como La hora de Alfred Hitchcock (The Alfred Hitchcock Hour, 1962-1965) o La dimensión desconocida (The Twilight Zone, 1959-1964). Y es que algo tiene esta película que parece anteceder tales producciones televisivas. A su concisa narración se añade el hecho de que los títulos de crédito íntegros aparecen al finalizar Acto de violencia y no al principio como era habitual en la época. Por ello, pese a ser consciente que se trata de un film, no puedo evitar relacionarla con los inicios de la televisión y con otro tipo de cine que se estaba gestando.


Van Heflin and Robert Ryan in Act of Violence_Film Noir Foundation
Van Heflin y Robert Ryan en Acto de violencia.
Imagen vía Film Noir Foundation.

La película da comienzo con la llegada del siempre inquietante Robert Ryan desde Los Angeles a Santa Lisa en California. Ataviado con una gabardina, con su rostro sombrío y angustiosa cojera, Ryan se nos muestra como un individuo trastornado y obsesionado con encontrar a Frank R. Enley, interpretado por Van Heflin. Éste, por el contrario, se exhibe como un personaje respetable, héroe veterano y totalmente asentado en la comunidad junto a su mujer, Janet Leigh y su hijo pequeño. Una existencia idílica que esconde un terrible secreto. Durante su inicio, Acto de violencia presenta el aspecto de un thriller sobre acosador y víctima; un cara a cara, como apuntábamos al principio. Sin embargo, a medida que avanza el film, esta percepción inicial se transforma en algo mucho más perturbador que tiene que ver con hechos transcurridos durante la Segunda Guerra Mundial. De este modo, se produce en esta historia un giro magistral en el que nuestra conciencia y juicio original se hacen añicos.

El entorno, como en todo film negro y como en el film de Wellman es de vital importancia. No obstante, en este caso, en Acto de violencia sí se usaron escenarios reales. Puntos emblemáticos de la ciudad de Los Ángeles, como el funicular Angels Flight (Angels' Flight Railway) –que podéis ver en la fotografía de abajo– o el lago Big Bear (Big Bear Lake) –que en la cinta aparece como Redwood Lake– en San Bernardino fueron magníficamente capturados por el director de fotografía Robert Surtees, galardonado por sus posteriores trabajos en Ben-Hur (id, 1959, William Wyler), Cautivos del mal (The Bad and the Beautiful, 1952, Vincente Minnelli) o Las minas del rey Salomón (King Solomon's Mines, 1951, Compton Bennett & Andrew Marton), entre otras.


Angels Flight Railway in Los Angeles
Fotograma de Acto de violencia en el que aparece el Angels Flight Railway de Los Ángeles.

Sin embargo, a pesar del fascinante paisaje urbano característico del cine negro, esta cinta no fue en absoluto un éxito de taquilla sino todo lo contrario en su momento. En parte, presumimos por la temática que aborda, no muy cómoda en general y de la que el hombre no sale muy bien parado y pienso también por su construcción, como mencionaba más acorde con posteriores producciones televisivas. Los personajes femeninos muestran en general mayor sentido común, independientemente de su procedencia o estrato social. De entre todas sobresale Mary Astor, a la que ya hemos aludido y a la que es un placer recuperar para el género negro para el que ya demostró unas inmensas dotes en El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941, John Huston). Se nos escapa por qué no apareció en más cine negro pues incluso con un personaje mucho más pequeño de los que acostumbraba a interpretar en aquella época, cala de lleno en el espectador.


Mary Astor and Van Heflin in Act of Violence (1949)
Mary Astor y Van Heflin en una escena de Acto de violencia.
Imagen vía Harvard Square.

Probablemente muy avanzada a su tiempo, el guión estaba tremendamente armado por Robert L. Richards que terminó su carrera de forma prematura debido a la caza de brujas y estaba basado en una historia de Collier Young, a su vez creador de la mítica serie Ironside (id, 1967-1975) y productor y escritor junto a su ex-mujer Ida Lupino de otras joyas poco conocidas como El autoestopista (The Hitch-Hiker, 1953, Ida Lupino). Semejante material fue cedido al gran director Fred Zinnemann, en aquel momento bajo contrato con la MGM y no muy contento precisamente con el tipo de encargos recibidos. Todo cambió con Acto de violencia.

Este director de origen austríaco, conoció tras el final de la Segunda Guerra Mundial que sus padres habían fallecido en campos de concentración nazis. Junto con Acto de violencia, Zinnemann realizó Los ángeles perdidos (The Search, 1948, Fred Zinnemann), Hombres (The Men, 1950, Fred Zinnemann) –el debut en el cine de Marlon Brando– y Teresa (id, 1951, Fred Zinnemann); todas ellas muestran sucesos traumáticos derivados de la guerra. Se caracterizó por tratar historias de elevado contenido y conflicto moral y por conseguir grandes interpretaciones. Muestra de ello son absolutos clásicos como Solo ante el peligro (High Noon, 1952, Fred Zinnemann), De aquí a la eternidad (From Here to Eternity, 1953, Fred Zinnemann) o Historia de una monja (The Nun's Story, 1959, Fred Zinnemann).


Robert Ryan, Janet Leigh y el director Fred Zinnemann durante el rodaje de Acto de violencia.

Otra película de cine negro será nuestro siguiente post de esta serie de aniversarios de cine del 2019 ya en febrero pero, por el momento, no puedo por menos que recomendaros Acto de violencia de todo corazón.  Me lo agradeceréis.

"Siempre puedes encontrar motivos, incluso los nazis tenían motivos. Lo hice para salvar vidas, ese fue... Mi motivo."
– Frank R. Enley


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