El cine de gángsters. Parte II

Edward G. Robinson in Little Caesar (1930, Mervyn LeRoy) - Cine Gratia Cinema

Continuamos en este post dedicado al subgénero cinematográfico que sitúa al gángster como personaje principal de la trama. Enmarcado dentro de la historia y fuentes de influencia del cine negro, en nuestro post anterior, repasamos sus inicios desde el cine mudo hasta la irrupción del sonoro. Seguimos pues con la que sería la etapa que consolida este tipo de films y que no deja lugar a dudas sobre su impacto y su arraigo. Con unos personajes tal vez excesivamente mitificados y estereotipados, sobretodo en un Hollywood que revistió de glamour sus sórdidas aventuras, siempre han sabido conectar con el espectador y han sido protagonistas de grandes momentos del cine. Revisemos ahora algunos de ellos.



Ha nacido un gángster


La primera película que culmina el proceso evolutivo de este género es, sin duda, la ya mencionada Hampa dorada (Little Caesar, 1931, Mervyn LeRoy). Este film estrenado en 1931 y producido por la Warner Bros., nos muestra su argumento clásico: el ascenso y la progresiva caída de un gángster que, en este caso, fue representado por Edward G. Robinson como el malhechor "Rico" Bandello. "Rico" es ambicioso en extremo, orgulloso, despiadado y empeñado en conseguir sus objetivos a cualquier precio. De este modo, Hampa dorada logra captar la estructura psicológica clásica del gángster y con ello lo eleva como arquetipo. El testimonio social de esta cinta también es notable pues relata la miseria humana que rodeaba a estos personajes.

La otra película importante en esta etapa culminante del cine de gángsters fue Scarface, el terror del hampa (Scarface, 1932, Howard Hawks y Richard Rosson). Estrenada también en 1931 con el nombre Scarface, Shame of a Nation, fue dirigida por Howard Hawks y producida por el inefable Howard Hughes(1). La trama es similar a la anterior, la escalada y el posterior declive de un criminal. En este caso de Tony Camonte, que logra el dominio total de la distribución de cerveza al sur de Chicago. La ambición desmedida es siempre la perdición de estos personajes. La visión del gángster en Scarface es el de un individuo infantil, fanfarrón, necesitado de afecto y reconocimiento público. Hawks retrata de forma más cruda al personaje, como una bestia inhumana que disfruta con la muerte y el poder. Lo despoja de su anterior representación romántica como antihéroe que se rebela contra el sistema establecido, para ofrecer una visión más realista y menos maniquea.


Scarface 1932, Cine Gratia Cinema
George Raft y Paul Muni en una escena de Scarface, el terror del hampa.


Los grandes nombres del (sub)género


Las otras películas relevantes que se sucedieron a lo largo de la década de los años treinta, se pueden clasificar según el actor que las protagonizaba. Por sus respectivas fisonomías, estos papeles siempre recaían irremisiblemente en los mismos actores. Podemos distinguir entonces entre las películas protagonizadas por el ya mencionado Edward G. Robinson, las de James Cagney, las de George Raft o, posteriormente, las de Humphrey Bogart.

Edward G. Robinson se encargó de representar este papel durante prácticamente toda su carrera con diferentes matices y fue figura principal y cara reconocible también del género negro posteriormente. Desde la ya nombrada Hampa dorada, hasta El último gángster (The Last Gangster, 1937, Edward Ludwig) o la sublime Cayo Largo (Key Largo, 1948, John Huston), su rostro y su carisma contribuyeron en gran medida a encumbrar al cine de...  Al cine y punto.


Dos grandes, Edward G. Robinson y James Cagney en Dinero fácil (Smart Money, 1931, Alfred E. Green).

Otro de los gángsters de la pantalla por antonomasia fue, sin duda, James Cagney. Con sus interpretaciones en El enemigo público (Public Enemy, 1931, William A. Wellman), Ángeles con caras sucias (Angels With Dirty Faces, 1938, Michael Curtiz) y Los violentos años viente (The Roaring Twenties, 1939, Raoul Walsh) dejó muy alto el listón en el género e imágenes imborrables para el espectador de la época. Estas tres cintas protagonizadas por Cagney suponen un progreso y una etapa de madurez del cine de gángsters, pues las tres no solamente se limitan a exponer la vida del criminal sino que exploran, en mayor o menor medida, las causas del crimen organizado, profundizando sobretodo en sus causas morales. Estas películas apuntan el hecho que el contexto social que vive una persona es determinante para la clase de vida que tendrá, un argumento recurrente en los films de gángsters. Como curiosidad apuntar que, como George Raft, aunque fue rápidamente encasillado en este tipo de películas, sus orígenes procedían del vaudeville(2) y era de hecho un gran bailarín.

Aunque George Raft no sea tan recordado como los dos anteriores, su contribución al cine de gángsters fue considerable. Las películas en las que intervino fueron: Scarface, el terror del hampa, La llave de cristal (The Glass Key, 1935, Frank Tuttle), o Muero cada amanecer (Each Dawn I Die, 1939, William Keighley). Su aspecto era perfecto para estos papeles aunque, como James Cagney, sus comienzos fueron como bailarín. Quizás hoy en día su interpretación más reconocible sea precisamente como parodia de este tipo de personajes como Botines (Spats) Colombo en la inolvidable Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959, Billy Wilder).


James Cagney y George Raft en Muero cada amanecer.
Imagen vía Meredy.com.

Si los anteriores actores se convirtieron en abanderados de este tipo de films, Humphrey Bogart es además icono por excelencia del cine, más allá de cualquier género. En este caso, sin embargo, debemos hablar de gángsters y es que Bogart empezó su carrera aceptando tales papeles que otros actores como George Raft rechazaban. Todos coincidieron en la productora Warner Bros., ––encargada de la mayoría de films de gángsters– pero Bogart consiguió trascender toda etiqueta. A El bosque petrificado (The Petrified Forest, 1936, Archie Mayo), con un papel que le lanzaría a la fama, la sucedieron Kid Galahad (id, 1937, Michael Curtiz), Calle sin salida (Dead End, 1937, William Wyler), Ángeles con caras sucias o Los violentos años veinte. Posteriormente continuaría como máximo exponente del cine negro, ya en roles distintos, en absolutos clásicos como El último refugio (High Sierra, 1941, Raoul Walsh), El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941, John Huston), El sueño eterno (The Big Sleep, 1946, Howard Hawks), la ya mencionada Cayo Largo o En un lugar solitario (In a Lonely Place, 1950, Nicholas Ray).


Humphrey Bogart como Duke Mantee en El bosque petrificado.
Imagen vía Film Struck.

Todo llega a su fin


Durante los años cuarenta, el cine de gángsters perdió actualidad e interés para el público. El nacimiento del cine negro –que eclipsó al del gángster o lo engulló, mejor dicho–, la abolición de la Ley Seca o la muerte de los principales figuras reales, fueron sus detonantes. Las películas, por consiguiente, fueron cediendo el protagonismo a los detectives privados y a otro tipo de criminales, más cercanos a la realidad de la década. 

De todos modos, los gángsters han continuado siendo una fuente inagotable de inspiración y fascinación para la gran pantalla. De aquellos "ángeles con caras sucias" quedan sus atuendos, sus actitudes y sus fisonomías. Los inevitables giros del tiempo no han hecho más que afianzar este arquetipo que ha sido recuperado en multitud de grandes películas contemporáneas entre las que destacan, por su trascendencia, El padrino (The Godfather, 1972, Francis Ford Coppola) y sus secuelas o Uno de los nuestros (Godfellas, 1990, Martin Scorsese).

Una sombra alargada la de estos primeros gángsters sin los que resultaría difícil concebir films como los ya mencionados o prácticamente carreras enteras como la del director Quentin Tarantino. El cine de gángsters marcó y delimitó al posterior cine negro y nos dejó personajes y frases para la historia. 



Notas

(1) Howard Hughes. (1905-1976) Multimillonario magnate, aviador, productor y director de cine norteamericano. Fue un personaje polémico y controvertido por sus excentricidades y trastorno obsesivo-compulsivo. En el cine, produjo algunos éxitos de taquilla como la mencionada Scarface, el terror del hampa y también dirigió films como The Outlaw (id, 1943, Howard Hughes), quizás su película más destacada, protagonizada por Jane Russell

(2) Vaudeville. En español 'vodevil' es un género teatral de variedades que fue muy popular en Estados Unidos principalmente entre los años 1880 y la década de 1930. Este género surge en Francia en el s. XVIII como comedia ligera que intercalaba números musicales. En Estados Unidos los espectáculos combinaban diferentes tipos de actuaciones de entretenimiento como también números musicales, comedias, espectáculos de magia, acrobacias, etc.

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